Esperando a los bárbaros es una novela de clara intención moral: parábola de una Sudáfrica desquiciada por el racismo, toda ella es una denuncia de la brutalidad, de la arrogante ignorancia del poder; como contrapunto, el magistrado se erige en símbolo de la razón humanitaria, avasallada por una violencia inducida. Escrita con una admirable economía de medios, este es un ejercicio de maestría literaria que inevitablemente inquieta y fuerza a pensar.